Frente a la problemática de la
crisis financiera mundial -surgida en 2007 consecuencia de las crisis cíclicas[1] que el
capitalismo sufre debido a su naturaleza cada 10 u 11 años-, y en concreto, en
el Estado español, se concretaba una situación especial de decaimiento de la
economía estatal -la conocida como crisis del ladrillo, sumado a los casos de corrupción, obviamente
consecuencia del poder capitalista que, como sus representantes, ostentan la
clase política-, cada día es más frecuente que surjan voces de alternativa,
unas denominadas anticapitalistas, otras de corte fascista, otras se simple
corte nacionalistas.
Analizaremos desde el punto de
vista del anarquismo cada una de ellas.
En primer lugar la respuesta de
la opresión del Estado español para ciertas regiones, como quieren presentarnos
los nacionalismos burgueses -como es
el caso del catalán-. Desde hace tiempo, el anarquismo viene preconizando que
la cuestión de la explotación del obrero no entiende de fronteras ni de Estados,
la base de la explotación capitalista es la misma, se haga llamar el Estado se
haga llamar catalán, español, etc. Por ello queremos dejar claro que para la
clase obrera, da igual la forma de gobierno o el nombre del Estado que lo
explote, puesto que este siempre estará fundamentado en la más vil explotación
de su trabajo, la generación de
plusvalía para su mantenimiento. Por ello queremos hacer una llamada a la
reflexión a todos aquellos obreros que se hacen participe de este debate
absurdo que solo interesa a las burguesías de las distintas regiones del estado
que ven enfrentados sus intereses: ese debate de si Estado catalán o no, solo
tiene cabida entre los acomodados sillones de la clase ostentadora. Los
desposeídos, los obreros, no sienten ningún interés que no sea el de liberarse
de ese yugo económico y de poder que
ostentan los estados y el capital.
En cuanto a las propuestas de
corte independentista (entendiendo estas como la región oprimida por el Estado
capitalista y proponiendo la creación de un Estado socialista independiente,
siempre fundamentadas en el resalte de los valores culturales propios de cada
región), como por ejemplo la ya conocida problemática vasca y la trayectoria
del Movimiento de liberación del pueblo vasco, o el caso de Galicia, Andalucía,
Extremadura, etc. Estas alternativas a la problemática de la opresión política
y económica, se fundamenta en la razón de la necesidad del Estado como ente represor necesario en
una etapa posterior a la revolución socialista. Los anarquistas sostenemos que no hay fines que justifiquen los medios,
por lo tanto no es posible querer acabar con la explotación del hombre por el
hombre acabando sólo con uno de los lastres que arrastramos, el capital, sin
destruir a su vez el Estado (es decir, el poder, ya sea de una clase sobre otra
como el caso de Estado capitalista, o de una elite dirigente sobre otra, como
el caso del Estado socialista). Nos acusarán de espontáneos y recurrirán de
nuevo a la falacia de que no es posible destruir la división social del trabajo
sin la creación de un Estado socialista, denominado dictadura del proletariado -periodo
en el que la clase trabajadora reprima a través del poder a su enemiga y antagónica
la clase burguesa-. Pero a los ojos de la historia tenemos la experiencia
estalinista, de la URSS, la experiencia juche de Corea del Norte, la experiencia
cubana de la dinastía Castro…. ¿Acaso
hay mayor organización que la que ejerce por sí misma la clase trabajadora
autoorganizada por y para sí misma sin vanguardias ni elites intelectuales que
la dirijan?
Que demuestran una vez más que no
se puede acabar con la opresión capitalista sin destruir la opresión del poder,
puesto que no se puede destruir el Estado como se dice desde la camarilla del
poli buró que irá perdiendo funciones
hasta ir quedando a lo mínimo su necesidad….
Y por último, en cuanto a las
alternativas crecientes de los partidos y de las alternativas fascistas como
solución de la crisis o de los problemas estatales (tenemos el caso de amanecer
dorado en Grecia, Democracia Nacional en España, etc.) hacen creer a la clase
obrera de cada Estado o nación que su clase antagónica no es la burguesía, sino
que es la clase obrera de otros estados o países, como si la explotación a la
que se ven sometidos no viniera de manos de los empresarios que los explotan y
de los representantes que los gobiernan… Sobra decir que la clase obrera no
tiene patria, que el proletario es obrero en España, en Grecia, en Marruecos, en
Alemania o en cualquier región, por lo que solo le queda una respuesta, la
solidaridad entre su clase, y solo le queda un método de lucha, la autoorganización para el autogobierno -entendiendo como única autoridad a la
asamblea-. Sólo puede existir una emancipación económica posible y esa es a través
del anarcocomunismo, la organización de la sociedad a través de la federación
libre de comunas.
Fuera de todo Estado, fuera de
toda explotación económica, donde se rija por la máxima de a cada cual según
sus necesidades, cada uno en función de sus capacidades.
Muchos son los discursos que
preconizan en la delegación de tu voto la solución a tus problemas, pero la
historia ha demostrado que el parlamentarismo está vacío, que es algo que sería
anacrónico a una revolución económica, por lo tanto solo queda una vía posible:
el asambleísmo.
HAY UNA VIA POSIBLE Y ES EL
ANARQUISMO, BASADO EN LA SOLIDARIDAD DE CLASE Y EN LA LUCHA PROPIA POR TUS
INTERESES, LOS DEL PROLETARIADO.
¡POR LA EMANCIPACION
SOCIAL DEL CAPITALISMO Y POR LA DESTRUCION DE TODOS LOS ESTADOS!
¡LA NEGRA ES NUESTRA
UNICA BANDERA, NINGUNA ES NUESTRA FRONTERA!
[1]
Crisis que explicamos
brevemente recurriendo a cierta terminología marxista: el Estado siempre de
ente represora actualmente se encuentra representando a una clase social, la
burguesa; estas crisis se producen por lo que se denomina crisis de superproducción, que se produce porque el proletariado no
controla los medios de producción, sino que estos son ostentados en manos de
una minoría de la población, los denominados patronos, burgueses o capitalistas.
Estos últimos, en su afán de enriquecimiento inmoral, cada vez colocan más
bienes de producción –generados con la plusvalía del trabajador- en el mercado,
y así cíclicamente. Cuando el consumidor no puede consumir ese excedente de
producción generado por el obrero, se producen estas crisis de superproducción
(lo que lleva al colapso de las bolsas, su caída de cotización, etc.)
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